Decenas de instituciones y actores relacionados con la investigación académica, incluyendo a la Universidad de la República y otras de enseñanza superior y terciaria, la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y diversos institutos científicos, acordaron lineamientos para evaluar armónicamente el trabajo de investigadores e investigadoras.
El intercambio entre las instituciones del ámbito científico académico nacional dio origen a un documento que reúne quince puntos relevantes sobre la evaluación de la investigación «partiendo de la base de la importancia de la ética profesional y de la ética de la investigación».
En primer lugar el texto sostiene que «la evaluación de la investigación es imprescindible, siendo su objetivo común más general promover una comunidad académica nacional dinámica, capaz de producir conocimiento de calidad y de propender a su difusión y a su utilización».
Se agrega que «armonizar las evaluaciones es necesario». Uruguay cuenta con diversas instituciones académicas donde trabajan quienes investigan y con un Sistema Nacional de Investigadores (SNI) consolidado, y más de las dos terceras partes de esta comunidad es evaluada tanto por la institución donde trabaja como por el SNI. Armonizar las evaluaciones que reciben sus integrantes de ambas fuentes «no refiere a igualar criterios sino a colaborar al cumplimiento cabal de las responsabilidades académicas que cada adscripción conlleva», se explica.
Muy pocas personas se dedican de forma exclusiva a la investigación, por tanto es pertinente considerar otras actividades que son necesarias para permitir el desarrollo de una comunidad de investigación potente, se afirma. Cuando la investigación es el foco, este acuerdo propone que se integren a su evaluación otros aspectos que las instituciones consideran en su personal académico, entre ellos las labores de enseñanza, vinculación, gestión académica, construcción institucional.
Esta propuesta para armonizar las evaluaciones toma en cuenta la valoración de la formación de grado, de la producción tecnológica y de la dimensión de construcción institucional. Además, se indica que quienes aceptan lugares de dirección y coordinación contribuyen de modo muy importante a formar comunidades académicas dinámicas, por lo que es necesario que esta contribución sea debidamente reconocida.
Se afirma también que este acuerdo busca «evaluar el desarrollo colectivo saludable del sistema de ciencia, tecnología e innovación» y beneficiar al conjunto de la comunidad académica, aunque esta abarque a grupos con objetivos diversos, en etapas distintas de desarrollo y culturas institucionales diferentes.
El documento expresa que «el sistema de evaluación está “sobrecalentado”» y que «hay demasiadas evaluaciones que implican un esfuerzo desproporcionado de tiempo y recursos para los evaluados, para los evaluadores y para las instituciones involucradas». Se afirma que la cantidad de evaluaciones conspira contra su calidad y por eso, se propone evaluar menos frecuentemente y hacerlo «sin prisa».
Armonía en la diversidad
Se agrega que «el contexto importa», ya que las comunidades de investigación tienen diferentes desarrollos; algunas cuentan con madurez y fortalezas que contribuyen a un mejor desempeño individual y otras en cambio lo hacen más difícil. Del mismo modo, se constatan disparidades disciplinares, territoriales e institucionales, así como también en la inversión y en el acceso a recursos para la investigación. «Mención especial merece la que tiene que ver con las cuestiones de género en la vida académica», expresa el documento.
Otros puntos en este acuerdo destacan la importancia de las devoluciones -señalando que «lo que recibe quien investiga como resultado del proceso de evaluación puede ser informativo y estimulante o burocrático, parcial y frustrante»-, y de la apreciación de conjunto, postulando que además de la investigación deberá tomarse en cuenta «el conjunto de actividades que cada institución espera que sean realizadas».
También se propone considerar la variedad de las actividades asociadas a la investigación, como por ejemplo la atención a las condiciones que deben asegurarse para realizarla, así como el carácter colectivo de la investigación y la dinámica de cada trabajo a lo largo del tiempo: «la evaluación de los “resultados” debe incluir los que emergen de diferentes etapas asociadas a la lógica de la investigación -y no sólo a la de los períodos pautados de evaluación-», indica el documento.
Se destaca la importancia de la presentación de los datos de la persona evaluada señalando que CVUy -el formato que utiliza el SNI- «debería poder contener cualquier mérito pertinente para una evaluación abarcadora», sin enfatizar la importancia de ninguna actividad o producto en particular. «Cada instancia de evaluación puede responder a objetivos y pautas específicas y todas ellas deben poder emplear cómodamente los datos contenidos en CVUy», se expresa.
Por último se indica que «las fuentes de información para la evaluación de la investigación deben ser de tipo diverso», incluyendo actividades y resultados que se describan adecuadamente, tal como en los CV narrativos.