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Otra vez.
Una más.
Otra vez una operación destinada a enriquecer un promotor empobrece al colectivo y una vez más una iniciativa prescindible supone la desaparición de un ejemplo de calidad.
Otra vez se mutila el legado de Román Fresnedo Siri, uno de nuestros más brillantes arquitectos y –tal vez resulte eficaz apuntarlo en estos tiempos de militante cholulismo cultural- el primero en ganar un concurso internacional (para el caso la Organización Panamericana de la Salud en Washington)
Otra vez una lección de arquitectura se transforma en escombros. En pocos días, un vacío vallado suplantará a las estupendas casas siamesas que Fresnedo diseñara en 1946 para las familias Martirena-Dighiero en la Avenida Ponce. (Continúa)
Lea AQUÍ el texto completo del Prof. Arq. Conrado Pintos publicado ayer en el semanario Búsqueda.