La Plaza es un ciclo de notas sobre temáticas de relevancia para la comunidad de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), con el objetivo de compartirlas puertas adentro y difundirlas puertas afuera, y de aportar nuevas miradas a la esfera pública. Esta línea editorial, llevada adelante por el Servicio de Comunicación y Publicaciones de la FADU, procura poner en valor figuras, propuestas, actividades o prácticas académicas específicas de nuestras disciplinas que puedan convocar el interés de la sociedad en su conjunto.
Emprender con conciencia
Pasionales, entusiastas y jugadas. Algunas de estas características podrían definir a las personas que optan por emprender en nuestro país. A la decisión de ir por el difícil camino de la gestión e independencia laboral, están quienes le suman otra complejidad: desarrollar un proyecto que sea sustentable. La Plaza entrevistó a exestudiantes y docentes de FADU, que transitan el mundo del emprendedurismo y que fomentan la economía circular, para que compartieran su experiencia.
Mientras vivía temporalmente en Barcelona, Victoria Cretenze, egresada del antiguo Centro de Diseño Industrial (CDI actual EUCD), recorrió una planta de reciclaje y vio que todos los materiales eran llevados hasta allí en bolsas de nylón, de manera que había contenedores enteros colmados de bolsas a las que no se les daba ningún uso. Hasta el momento su preocupación por el reciclaje lo canalizaba en el mundo textil, ya que era vestuarista de teatro y carnaval. Sin embargo, ver esos contenedores repletos de bolsas la llevó a investigar qué hacer con éstas. Durante meses miró tutoriales, experimentó con el nylón y comenzó a indagar en el mundo de los accesorios, el que le resultaba bien distinto al del vestuario.
Tras mucho «ensayo y error», aplicando calor, logró transformar bolsas y algunos nylón film, como los que se utiliza para forrar valijas o el material que contiene packs de botellas descartables, en tela plástica. Con el producto obtenido comenzó a elaborar bolsos, carteras, mochilas y productos similares, y creó la marca Overbag.
Para Cretenze hubo «un antes y un después» de recibir formación académica. Los conocimientos adquiridos le permitieron desarrollar un «proceso de búsqueda» a través de ejercicios de exploración similares a los que hacía en clase. Esos que en más de una oportunidad se preguntó: «¿esto para qué me va a servir?», y que hoy le permiten generar un diferencial en los estampados de sus productos.
Una valoración similar sobre la formación académica hizo Margarita Martínez, arquitecta que lleva adelante el emprendimiento de accesorios Universo Onírico. «La carrera me dio muchísimo de diseño, inspiración y del proceso para diseñar». Si bien reconoció que los procesos de diseño son «particulares», la Facultad de Arquitectura (actual FADU), que comenzó a cursar en 2006, le dio herramientas para la «búsqueda del camino y materializar su obra». Por otro lado, le hubiera gustado haber cursado materias más relacionadas con presupuestación y finanzas, lo que aprendió después. También herramientas para estar en contacto con los clientes, porque «para emprender tenés que saber un poco de muchas cosas: un poco de finanzas, diseño, comunicación, saber hablar con clientes, entre otras cosas».
El fuerte de Universo Onírico es la joyería sostenible elaborada a partir del plástico reciclado. Además, el emprendimiento apunta a incorporar dos líneas de producción: regalos empresariales y revestimientos.
La fábrica es donde hacen las placas que Universo Onírico utiliza para elaborar las piezas de sus caravanas y accesorios. También procesan polietileno de alta densidad para otros emprendimientos. Victoria García, arquitecta e integrante de la cooperativa La Fábrica, contó que se inspiraron en un proyecto holandés que compartió información libremente sobre diseño de maquinaría para el proceso de reciclaje de plástico en pequeña escala. Es así que hoy La fábrica reciclando tapas de envases de productos de limpieza e higiene personal, elabora coloridas placas plásticas de 30 x 50 cm, de hasta 6 milímetros de espesor. García detalló que, por ejemplo, una placa de 2 mm de espesor, se hace reciclando unas 200 tapitas de botellas. Si bien parece mucho, «si vemos lo que es el consumo de plástico, no es nada». Un de las metas que tiene la cooperativa es producir placas resistentes más grandes.
Giannina Ceruti también es arquitecta (generación 2005) y es una de las socias de RCD Gestión de residuos de construcción, iniciativa que definió como «la primera planta de reciclado de escombro». Contó que el proyecto surgió a partir de la materia Construcción 3, que cursó su socio Carlos Ruiz, en 2010. Allí tenían que elaborar un prototipo que sirviera para fomentar la construcción sustentable. «Trabajó con el picado de escombro y se quedó con la idea de que triturar el escombro servía para hacer hormigón», contó Ceruti. Más adelante, en 2016, comenzaron a investigar hasta montar la planta que hoy tritura escombro limpio de demolición y de donde se obtiene un producto similar a la arena, pedregullo y gramillín. Éstos se comercializan como tal o se generan nuevos productos de hormigón reciclado como, por ejemplo, pavimento o baldosas ecológicas.
Además de los aspectos técnicos, al pasar por la Facultad incorporaron otros conocimientos para desarrollar el proyecto. «Saber trabajar en obra. Entender el nicho de la construcción. Entender bien el sector en que estamos trabajando, y poder llevar el reciclaje a un sector en el que antes no podías ni pensar hablar de sustentabilidad», resumió García.
Nuevas herramientas
El arquitecto y docente responsable del Área Académica de Gestión de FADU, Ariel Beltrand, explicó que el tema del emprendedurismo estaba más presente en el antiguo CDI y cuando se dio la fusión con la Facultad, en 2015, se empezó a fortalecer la formación en todas las carreras comprendidas en FADU. «A partir del cambio de denominación apuntamos a una visión transversal de las disciplinas de gestión dentro de toda la FADU», indicó. Es así que las unidades curriculares que antes eran solamente obligatorias para estudiantes de diseño, hoy son opcionales para quienes cursan las otras carreras de grado. Incluso también sumaron propuestas de gestión para posgrado. Es por eso que en la actualidad un estudiante puede cursar, por ejemplo, unidades que tratan sobre gestión de proyectos, marketing estratégico, gestión de la propiedad intelectual, entre otras alternativas. Además, muchas veces elaboran ofertas de gestión específicas por cada área.
Florencia Cabana es egresada de las generaciones más recientes de la EUCD, perfil textil. A partir de la materia Gestión de proyectos, la que cursó junto a dos compañeras más, surgió la idea de crear armazones de lentes con plástico reciclado. Así, nació Muta Recicla. En 2019 hicieron la validación técnica y con el tiempo llegaron a producir entre 30 y 40 lentes de sol, los que todavía tienen a la venta en una óptica en Maldonado. Por el momento el proyecto está en pausa; sin embargo, Cabana tiene claro que seguirán por esa línea de trabajo. «En la carrera trabajamos mucho la sustentabilidad, la tenemos como un pilar fundamental. Además de ser una tendencia mundial, hoy es indispensable considerarla dentro del proceso productivo», aseguró.
Natalia Hazan es docente de la EUCD y responsable de Enanas de Jardín, emprendimiento que produce alforjas, bolsos y accesorios a partir del reciclaje de lonas publicitarias de pvc o roll ups empresariales. Muchos de los productos están pensados para ser utilizados para andar en bicicleta e incluso para trasladarse en silla de ruedas, lo que los hace sustentables y a la vez accesibles. Justamente Hazan se desempeña como docente en el área de inclusión social y técnica de la escuela. Destacó que además de la formación que reciben quienes estudian en la Facultad, en Uruguay existe «terrible ecosistema para los emprendedores», lo que permite «ir aprendiendo de las experiencias y dificultades que tuvieron otros».
Al respecto, el responsable del Área Académica de Gestión, Belatrand, destacó que la FADU funciona como Institución Patrocinadora de Emprendimientos ante la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), de manera que se acompaña a emprendedores que quieran postular a distintos instrumentos de la Agencia, al tiempo que colabora en la ejecución de esos proyectos. Para el docente, en materia de formación en la temática, «la FADU ha empezado a crecer hace algún tiempo, se ha consolidado, pero todavía no tiene una escala que perfectamente podría llegar a tener».