La Plaza 05

Empezar a mirarse

La Plaza es un ciclo de notas sobre temáticas de relevancia para la comunidad de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), con el objetivo de compartirlas puertas adentro y difundirlas puertas afuera, y de aportar nuevas miradas a la esfera pública. Esta línea editorial, llevada adelante por el Servicio de Comunicación y Publicaciones de la FADU, procura poner en valor figuras, propuestas, actividades o prácticas académicas específicas de nuestras disciplinas que puedan convocar el interés de la sociedad en su conjunto.

Patio comparte a continuación la quinta salida correspondiente a la edición 2025:


Empezar a mirarse

Referente técnica para situaciones de violencia, acoso y discriminación de la FADU, considera que muchas de las circunstancias que se viven en las instituciones responden a cuestiones estructurales y que es cuando se interviene que la institución «comienza a mirarse».

En 2020, la Universidad de la República aprobó la Ordenanza de actuación ante situaciones de violencia, acoso y discriminación. A partir de entonces, los distintos servicios universitarios comenzaron a implementar acciones tendientes a abordar posibles casos. La FADU incorporó la figura de una referente técnica especializada. Se designó a la abogada Gabriela Albornoz, quien ya se desempeñaba en roles similares en otras facultades.

En entrevista con La Plaza, la profesional reflexionó sobre cómo se ha incorporado su figura a la cotidianeidad de la facultad y detalló que cada vez más la consultan para asesorarse o denunciar situaciones de acoso, violencia o discriminación.


Punta del iceberg

Lo primero que Albornoz remarcó es que ningún ámbito laboral o educativo está libre de que ocurran estos casos, y la Udelar no es la excepción. La diferencia con otras instituciones es que a través de la ordenanza, la Universidad determinó que las personas pudieran contar con herramientas para hacer frente a estas situaciones irregulares.

La profesional valoró que disponer de un recurso interno para esa función es señal de «que la propia facultad está dispuesta a mirarse». «Nadie está libre de que ocurran situaciones de acoso en ningún ámbito, cualquiera que sea, el tema es cómo lo asumís y lo afrontás como un problema que también te implica», señaló.

Ofrecer espacios de asesoramiento sobre la existencia de mecanismos alternativos en la prevención de conflictos o en cómo realizar una denuncia es una manera de afrontar la problemática. También es una «forma de mirarse» porque al intervenir en algunas situaciones «te das cuenta de que muchas tienen que ver con cuestiones estructurales, y ahí es cuando empezás a mirar a la institución».

Para Albornoz, los casos que llegan al espacio representan la «punta del iceberg» de estructuras establecidas que son difíciles de mover. El acoso es la base de «las formas de ejercer el poder», las que están asociadas más a imposiciones que a jerarquías empáticas. También pesa la perspectiva de género. «Venimos de formas mucho más masculinas de ejercicio de poder», afirmó.


Sensatez y sentimientos

Lo que sucede dentro de las instituciones es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad, y cada vez es mayor la violencia. Sin embargo, Albornoz explicó que para hablar de «acoso» tienen que existir «muchos componentes». A veces lo que las personas viven son «situaciones de violencia concretas» que responden a «formas inadecuadas de manejarse», pero «no necesariamente se trata de acoso».

«En el acoso hay una intención de dañar al otro, además, son conductas que tomadas por sí solas son imperceptibles y no son dañinas si las mirás un día, pero si las tomás todos los días o con una frecuencia, sí generan daño», explicó.

Citó ejemplos concretos de casos que pueden configurar acoso laboral: quitarle de manera constante la principal herramienta de trabajo a una persona para que no pueda desarrollar su tarea, cambiarla sistemáticamente de lugar o que directamente alguien no cuente con un espacio en la oficina, lo que conlleva que no se considere parte del equipo. Si eso ocurre como un hecho puntual, no existe acoso; sin embargo, si ocurre de forma sistemática, la situación puede ser dañina. «Ahí entra el mirar del otro, porque hay gente a la que le pasa eso y no se siente acosada, por eso es tan importante el tema de «cómo yo me siento»», detalló Albornoz.

La experiencia de la abogada es que tanto en la FADU como en otros servicios quien más se acerca a hacer consultas o denuncias es el personal técnico, administrativo y de servicio (TAS). En su opinión ocurre porque «tienen otra conciencia de su vínculo con la Udelar al sentir que están en relación de dependencia», cosa que no suele ocurrir con el plantel docente que muchas veces no percibe esa dependencia, por trabajar pocas horas o por desarrollar una tarea «que les encanta». «Eso no significa que no vivan situaciones hostiles, pero a veces cuesta que lleguen a consultar». Hay estudiantes que realizan consultas y denuncias, pero en menor proporción.

Si bien cada caso es único, en todos se aplica confidencialidad y el mismo procedimiento: «Nunca podés juntar a las partes involucradas en el mismo espacio, primero por el ejercicio de poder y después porque es esperable que la persona denunciada niegue el hecho, y quien vino y contó, espera que el otro lo reconozca, entonces eso genera más frustración». En todos los casos se habla con las jefaturas, que están en condiciones de tomar decisiones que mejoren el ambiente de trabajo.


Más conscientes

El hecho de que se acerquen más personas a consultar y denunciar puede responder a que hay «más conciencia», si se piensa en «cómo se miraban algunas situaciones antes y cómo se ven ahora».

Además, porque se ha trabajado en la sensibilización en diferentes temáticas, en espacios ideados por la Comisión de Equidad y Género de la FADU o por la Comisión de Acoso, Violencia y Discriminación de la facultad.

Si bien las denuncias no pasan por esas comisiones, sí se abordan las temáticas y se piensan instancias de sensibilización o formación. En tanto, el espacio de denuncia y consulta es un ámbito que a la larga termina ayudando a cambiar las cosas.

«En algunos servicios de la facultad, frente a determinadas situaciones, nos consultan y eso está buenísimo porque trabajas en la prevención».

El conocimiento y la experiencia de abordaje de situaciones concretas de acoso, discriminación y violencia han hecho del espacio técnico lugar de referencia. Atravesar esas experiencias permitió que fuera incorporado como ámbito de consulta, consolidándose de a poco como un lugar para trabajar algunos conflictos a tiempo, evitar males mayores y tender a mejorar el clima laboral.

Para comunicarse con la técnica especializada Dra. Gabriela Albornoz, escribir a: [email protected]