Sobre la arquitecta Julia Guarino

Primera arquitecta egresada de nuestro país tendrá su espacio de homenaje en FADU

Con este texto sobre la arquitecta Julia Guarino la FADU anticipa un ciclo de notas sobre temáticas de relevancia para su comunidad, con el objetivo de compartirlas puertas adentro y difundirlas puertas afuera, de aportar nuevas miradas a la esfera pública. Esta línea editorial, llevada adelante por el Servicio de Comunicación y Publicaciones, procura poner en valor figuras, propuestas, actividades o prácticas académicas específicas de nuestras disciplinas que puedan convocar el interés de la sociedad en su conjunto.

 

En el día de hoy, jueves 30 de marzo a las 19:00hs, se inaugurará en la sede central de FADU la Plaza Arq. Julia Guarino, ubicada en el Nivel -1. Al escribir el presente artículo, quisimos compartir aspectos de la vida profesional y personal de una de las primeras arquitectas de Latinoamérica. Lo hicimos conversando con familiares de Guarino y con una de las investigadoras del Instituto de Historia (IH) de FADU, donde se lleva adelanten estudios sobre las primeras mujeres de la arquitectura nacional.

Julia Guarino Fietcher es la primera que egresó de nuestra casa de estudio, en el año 1923. Nació en 1897 en Italia (Éboli) y siendo niña emigró con su familia a Uruguay. Ingresó a la Facultad de Arquitectura en 1916 y culminó sus estudios con 26 años.

Antes de recibirse, en 1920 ya había comenzado a trabajar como dibujante en la Dirección de Arquitectura del entonces Ministerio de Obras Públicas. Allí creció como profesional hasta llegar a ser, con el paso del tiempo, Jefa del Departamento. Finalmente, fue Subdirectora de la división donde se desempeñó hasta pasados los 70 años.

En la actualidad, Julia Guarino es recordada como una mujer muy luchadora, trabajadora y amante de su profesión que le ponía mucho cariño a todo lo que hacía. Así la describieron sus sobrinas nietas Helena y Liliana Guarino. También la definieron como una persona dinámica y activa. Es que no solo estuvo abocada a su profesión sino que también fue una mujer muy comprometida. Fue pilar de su familia: No tuvo hijos biológicos pero sí tres sobrinos -hijos de su hermano mayor- a quienes cuidó luego de que perdieran a su madre, cuando todavía eran chicos. También cuidó de sus padres cuando envejecieron y de uno de sus dos hermanos que tenía problemas de salud. Además, tuvo actividad política feminista siendo parte de la Alianza Uruguaya de Mujeres (integró la comisión directiva en 1928), fundó junto con la médica Paulina Luisi la Asociación de Mujeres Tituladas de la Universidad y participó en forma constante en ámbitos de lucha por los derechos de las mujeres. Asimismo, se desempeñó como docente de enseñanza secundaria.

Hoy su obra y legado es motivo de inspiración de investigaciones dentro de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). Entre otras acciones desarrolladas, el año pasado el equipo de investigación del Instituto de Historia (IH) solicitó a decanato la designación del renovado patio abierto como Plaza Arq. Julia Guarino. Lo que se concretará el 30 de marzo a las 19:00hs.

Además, su nombre forma parte de la muestra Atlas Colectivo de Arquitectas del Uruguay, exposición que integra el ciclo FADU Feminista.     

Elina Rodríguez Massobrio, docente e investigadora del IH, contó que Julia Guarino, al igual que muchas de las siguientes egresadas de la época, trabajó principalmente en el ámbito público, lo que le permitió proyectar obras de gran porte. Por ejemplo, participó en el proyecto y la ampliación de diversas escuelas a lo largo del país: Escuela N°4 de San Carlos (1926), Escuela de Toledo N°129 (1931), Escuela N°110 de Canelones (1932), escuelas rurales N°15, 45 y 60 (1939) y Escuela de Vitivinicultura Presidente Tomás Berreta en Las Piedras (1944), entre otras obras en las que hizo su aporte profesional.

Además, la investigadora destacó que Julia Guarino tiene obra privada, lo que calificó como de muy singular ya que la mayoría de las arquitectas de la época solían desempeñarse únicamente bajo la órbita de oficinas públicas. Realidad que parece haberse modificado relativamente poco en cien años. Eso no cambió ya que hoy la mayor parte del trabajo de las mujeres se desarrolla bajo el ala de la oficina pública o de un estudio, pero no siendo directoras ni cabezas. Aunque en ese momento la diferencia era más abismal, resumió Rodríguez Massobrio.

Uno de los trabajos particulares de la primera arquitecta uruguaya fue su propio hogar, el que construyó en la esquina de Cubo del Norte y Carmelo -en el barrio Atahualpa de Montevideo- y que permanece en pie al día de hoy. Allí vivió junto con parte de su familia hasta que falleció en 1985.  

Sus sobrinas nietas recuerdan las idas a la casa de su tía abuela con mucho cariño. Contaron que preparaba pasta para recibir a toda la familia y las navidades las pasaban ahí. A medida que empezaron a crecer las acompañó incentivando su formación. Las invitaba a viajar con ella cuando tenía algún congreso en la región y siempre fomentó que estudiaran. Fue muy feminista. Siempre me decía que las mujeres tenían que hacer su carrera, nada de ser amas de casa, insistía con eso, contó Liliana Guarino. 

Más allá de las dificultades que implicaba abrirse paso como profesional en una época en la que eran pocas las mujeres que estudiaban, las sobrinas nietas reconocen que los compañeros de estudio de facultad la querían mucho. Nada de sentirse discriminada.  En ningún momento le pasó, como sí le pasaba a Paulina Luisi. A Julia la tenían sobreprotegida, dijeron. Aunque sí reconocieron que le resultaba más difícil relacionarse con los obreros y que cumplieran con su trabajo. Tenía una lucha para que la respeten, pero ella se hacía respetar porque era bajita pero con un carácter fuertísimo, concluyeron.